Si estás pensando cambiar las puertas de tu casa, quizás pienses que se trata de un trabajo muy sencillo que puedes hacer en cuestión de minutos, quitando una puerta y colocando otra. Pero lo cierto es que no es exactamente así.
Incluso en el caso en el que no vayas a cambiar los marcos de las puertas no es mala idea que contrates a un buen especialista en carpintería de madera para que te coloque las puertas nuevas, dejándolas bien encajadas en el sitio y con el largo y ancho adecuado.
Aunque en las tiendas en las que se venden estas puertas se presentan modelos estándar, en muchas casas las medidas de los marcos no se corresponden con las mismas, sobre todo en casas antiguas. Si mides los anchos de tus puertas quizás te encuentres conque tienes varios diferentes. Y lo mismo puede llegar a ocurrir con los largos, especialmente si hay puertas de despensas o de armarios, que puedan tener medidas muy especiales.
El carpintero se encargará de cepillar la puerta para que su largo y ancho sean los perfectos y de arreglarla para que estos cepillados no afecten a su estética. También se encargará de colocar las bisagras en sus lugares adecuados para que la puerta quede bien colocada y no se descuelgue fácilmente.
Por último, habrá que colocar el pomo o manilla de la puerta de modo que encaje perfectamente en la zona prevista en el marco. Algunas puertas vienen con el espacio ya hecho, por lo que habrá que actuar al revés, cambiando la zona del marco en la que se coloca el cierre y arreglando el mismo para que no se note el desplazamiento.
Pero, ¿qué ocurre si además hay que cambiar el marco de las puertas porque está muy estropeado? En este caso, el trabajo del carpintero es mucho más importante ya que los marcos de las puertas pueden ser un trabajo de auténtica precisión.
La mayoría de las puertas tienen un marco interior y otro exterior. El marco interior es colocado por los albañiles cuando hacen el hueco de la puerta y el exterior es el que vemos y es trabajo del carpintero.
En las puertas antiguas es normal ver como el marco es cortado en ángulo para que las esquinas encajen perfectamente y su aspecto estético sea mucho más bonito. Esto se hace especialmente si el marco tiene un reborde ornamental.
Pero hoy, la mayoría de las personas optan por marcos simples, sin reborde, y que son cortados rectos. La parte superior del marco ocupa todo el ancho mientras que los laterales parten justo de debajo, sin necesidad de utilizar ingletadora.
Los marcos tienen que estar perfectamente colocados, ya que si no es así, la puerta no cerrará bien rozándose en las zonas que puedan quedar más estrechas o presentando holguras en las zonas en las que pueda quedar más anchas. Esto es muy antiestético además de que hace que el calor se vaya de las habitaciones, obligando a gastar más en calefacción.
Los marcos tienen que presentar ángulos perfectos para que la puerta quede encajada casi al milímetro, sin holguras de ningún tipo. Lo mismo ocurre en lo alto, evitando que quede demasiado espacio entre el suelo y la puerta para evitar así las corrientes de aire.
Si hay corrientes de aire debido a holguras no solo se va a ver perjudicada la temperatura de la habitación, también pueden aparecer silbidos y ruidos si el viento abanica la puerta. Todo esto causa serias incomodidades.
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