Aunque las cocinas abiertas al salón están de moda y se consideran una manera muy buena de aprovechar el espacio, no todo el mundo opina así. Lo cierto es que también tienen sus inconvenientes que es necesario conocer:
-No puedes despistarte en el orden. No vale dejar un plato sobre el fregadero para lavarlo más tarde, o el pan sobre la encimera. Todo debe de estar muy ordenado porque al entrar en casa nada queda oculto a la vista.
-Si cocinas a menudo, los olores son un problema. Los olores y también la grasa que pueda haber en el ambiente. Una buena campaña extractora es una gran ayuda pero no elimina el humo y el olor por completo.
Al final, estos acaban impregnándose en las tapicerías y en las cortinas haciendo necesarias limpiezas muy frecuentes.
-La limpieza se complica. Cuando se limpia hay que limpiar todo a un tiempo ya que al ser un espacio único no vale dejar la mitad para el día siguiente porque sería muy evidente.
Una petición cada vez más habitual
Seguramente sea por todo eso que hemos dicho, pero la petición de separar la cocina y el salón es cada vez más habitual. Como el caso de una reforma parcial de vivienda en Barcelona en la que el cliente nos pedía exactamente eso, separar su cocina y su salón. El problema era que había una gran isla que era la que hacía de frontera entre ambas habitaciones.
En ReformAyuda intentamos enviar siempre hasta tres empresas para que ofrezcan presupuestos, pero en esta ocasión el cliente nos dijo que por favor enviásemos un máximo de dos debido a que no tenía mucho tiempo para poder atenderlas.
La primera de estas empresas le ofreció un presupuesto que incluía mover la isla más cerca de la cocina y levantar el tabique divisorio pegado a la misma. Se perdería un lado de la isla que no se podría aprovechar pero la separación sería total.
La segunda de las empresas ofreció presupuesto para un trabajo similar, pero ofreció también un segundo presupuesto para una alternativa que consistía en levantar un tabique de pladur para dividir la cocina y el salón que llegaría exactamente hasta la isla. Dado que estos tabiques no tienen un gran grosor no sería demasiado el espacio que estarían robando a la isla.
El tabique quedaría perfectamente pegado al mueble por ambos lados y la misma isla serviría como aislamiento en su parte inferior. Desde el techo hasta la encimera de la isla se propone acristalar.
Una parte sería cristal fijo, que permitiría pasar la luz y que ambas estancias estuvieran más iluminadas. Otra parte sería un cristal que podría ser corredero separándose hacia ambos lados del tabique o formado por dos hojas que se abrieran totalmente.
Esto permitiría poder utilizar la isla como mesa de comedor cuando fuera necesario y separar ambos ambientes cuando así se decidiera. Fue la opción elegida por nuestros clientes, que quedaron satisfechos por el resultado.