Las personas que son emocionalmente inteligentes comparten una serie de aspectos en común que veremos en este artículo, aunque, por supuesto, todos los seres humanos tenemos emociones, pero no todos se autoconocen para poder manejarlas y afrontar mejor determinadas situaciones.
No obstante, cualquier persona puede ser emocionalmente inteligente, ya que la inteligencia emocional es una habilidad cognitiva que puede desarrollarse a cualquier edad. Solo hay que tener disposición para ello.
¡Sigue leyendo para no perderte las cualidades que tienen en común las personas con alta inteligencia emocional! Además, veremos qué tipo de hábitos pueden practicarse para alcanzar el estado de madurez emocional.
Como hemos avanzado al inicio de este artículo, cualquier persona puede ser emocionalmente inteligente (incluso la inteligencia emocional se puede desarrollar desde niños). Tan solo ha de ser consciente de los aspectos que ha de trabajar para desarrollarla y ponerlos en práctica día a día. Tener IE supone una gran ventaja en todos los ámbitos de nuestra vida y, sobre todo, nos hace ser mucho más felices y vivir en paz y tranquilidad. A continuación, detallamos los aspectos en común de las personas inteligentemente emocionales.
En situaciones difíciles, una persona con alta IE no reacciona de manera impulsiva ni agresiva, más bien se para a analizar y reflexionar qué emociones son las que está sintiendo ante determinada circunstancia, las acepta, las gestiona, y actúa en consecuencia.
Las personas que no tienen desarrollada esta inteligencia se abruman con mucha facilidad, cualquier situación les produce demasiada ansiedad y piensan de manera negativa porque no se paran a analizar sus propias emociones ni las de los demás y, por lo general, actúan con demasiada impulsividad.
Es totalmente comprensible que ante determinadas situaciones nuestras emociones fluyan, pero no entenderlas ni saber cómo gestionarlas nos puede perjudicar tanto a nosotros mismos como a nuestra relación con los demás.
Las personas con inteligencia emocional elevada visualizan los problemas como retos que han de resolver. No dramatizan y buscan maneras que no les generen ansiedad o angustia a la hora de lidiar con sentimientos negativos.
Reprimir las emociones no significa ser una persona con inteligencia emocional. Las emociones siempre han de fluir. Cuando estamos tristes y cuando estamos alegres. Si no encontramos el equilibrio y anulamos las emociones, esto luego es mucho más contraproducente porque terminan por salir (y en la gran mayoría de ocasiones lo hacen de manera desbordada).
Sabiendo nuestros límites y fortalezas y, en general, tener un autoconocimiento, hace que exista un diálogo interior que nos permita llegar a un control emocional con mayor facilidad.
Por último, ser empáticos. La empatía es una de las capacidades de las personas emocionalmente inteligentes. No solo mantienen una relación saludable consigo mismos, sino que también la tienen con los demás, porque son capaces de entender las emociones ajenas y actuar en consecuencia.
En definitiva, un conocimiento propio de las emociones, así como de las ajenas, y un buen control y manejo de estas, son los aspectos claves de la inteligencia emocional.
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Cuando hablamos de madurez emocional, nos referimos al estado emocional de estar en paz o en calma que tiene una persona consigo misma. Es decir, una persona emocionalmente madura no se deja llevar por sus emociones, las sabe gestionar de manera saludable, y esto hace que pueda tener una mejor relación consigo misma y con los demás, porque además también entiende y acepta las emociones ajenas (empatía).
Las personas con madurez emocional tienen una comunicación asertiva.
La buena noticia es que prácticamente cualquier persona podría alcanzar la madurez emocional al introducir una serie de hábitos, pero, por supuesto, trabajando por desarrollar su inteligencia emocional.
Gracias a una madurez emocional los conflictos pueden gestionarse, las relaciones son mucho más saludables y la vida se vive de manera más agradable y plena.
Los psicólogos recomiendan escribir sobre nuestros pensamientos y sentimientos. Además de ser algo muy terapéutico, al poner por escrito nuestras emociones, esto nos ayuda a ser conscientes de ellas. El primer paso de la inteligencia emocional es el autoconocimiento.
Es posible gestionar o regular nuestras emociones. Sabemos que no es sencillo, y que puede haber ocasiones en las que nos desborden, pero con la puesta en práctica de la gestión emocional, seremos capaces de reflexionar y de tomar buenas decisiones en lugar de dejar rienda suelta a nuestra impulsividad.
La perfección no existe por mucho que haya personas que intenten alcanzarla. Si dejamos de ser tan duros con nosotros mismos y aprendemos que no siempre va a salir todo como habíamos planeado y, sobre todo, aceptamos los errores como método de aprendizaje en lugar de fracaso, estaremos más cerca de la aceptación; uno de los factores importantes del bienestar emocional. De hecho, los fracasos se pueden ver como oportunidades para mejorar.
El mindfulness es una práctica que cada vez gana más adeptos, pero "el aquí y ahora" es budista y tiene su origen hace 2500 años.
Hoy en día activar "el piloto automático" se ha normalizado, pero esto hace que cada momento o instante de la vida no se viva de manera plena; se pierde al no ser conscientes de ello, al no estar nuestra mente y cuerpo en el presente.
Practicar la atención plena desarrolla la inteligencia emocional, porque nos hace conscientes de nuestras emociones y pensamientos, así como nos ayuda a la hora de prestar atención a todo lo que nos rodea para comprender y adaptarnos mejor al entorno.
En relación con el punto anterior, las personas que practica mindfulness se tratan con compasión y sin juicios de valor, por lo que aceptan los fracasos como parte de la vida.
Ser asertivos es expresar de manera correcta las propias emociones sin entrar en conflicto con los demás. Además, el hecho de ser asertivos nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos por ser capaces de expresar nuestras emociones sin dañar a los demás, por lo que influye de manera positiva en la autoestima.
Es totalmente natural que haya diversidad de opiniones, y que no siempre estemos de acuerdo con las de los demás, pero siempre se pueden aceptar y darles el mismo valor que las nuestras, decir lo que pensamos sin faltar el respeto y buscar el equilibrio en las necesidades de todas las partes para que todos salgan ganando en un diálogo o conflicto.
Además de saber expresar bien nuestras emociones, es muy importante escuchar para poder llegar a tener un diálogo enriquecedor. En la escucha activa es cuando más se practica la atención plena.
El apego, hasta cierto punto, es comprensible, no obstante, cuando el apego es hacia los recuerdos o determinados pensamientos negativos, o cualquier aspecto que produzca malestar, puede llegar a no ser beneficioso.
No podemos eliminar nuestro pasado y podemos aprender mucho de él, pero, como su nombre bien indica, pasado es. No va a volver. A pesar de esto, hay personas que se aferran tanto a ciertos momentos que ocurrieron en el pasado, que llegan a sufrir.
Lo mejor es aprender a desapegarse para evitar el sufrimiento emocional.
La atención psicológica trabaja mucho el desapego emocional, por ejemplo.
De una misma situación, es posible que surjan distintos puntos de vista o realidades, es decir, maneras de vivir esa misma situación. Y de ahí, es posible que cada uno de nosotros experimente y externalice las mismas emociones o emociones distintas.
¿Conoces el término validación emocional? Pues hace referencia a la aceptación de la experiencia emocional del otro. Lo que ocurre en muchos casos es que se produce la invalidación emocional que es lo contrario; el rechazo, ignorancia o juicio de la experiencia emocional de la otra persona, cuando debería ser igualmente válida.
Validar las emociones ajenas es empatía, y la empatía tiene que ver con la inteligencia emocional, con la aceptación y entendimiento de las emociones de los demás. Aunque la valía hace saber la aceptación de las emociones ajenas, no solo se trata de aceptarlas.
Se pierde mucho tiempo y energía quejándose. Criticarse a uno mismo o a los demás es ser inmaduro emocional. Como decíamos un poco más arriba, los errores forman parte de la vida, y nadie está exento de cometerlos.
Por eso, de nada sirve quejarse. Lo ideal sería tratar de buscar la mejor solución al problema, pero que este problema sea visto como un desafío, no como una amenaza para evitar la ansiedad.
Para muchas personas quejarse es lo más cómodo en lugar de hacer algo al respecto.
Hemos comentado en otras ocasiones que desarrollar la inteligencia emocional es cuestión de ser perseverantes y comprometidos con ello.
¿Te sientes identificado o identificada con lo que hemos visto? Pues tal vez sea porque tienes este tipo de inteligencia muy desarrollada. Si te gustaría potenciar tu inteligencia emocional, siempre puedes contar con la ayuda profesional de un psicólogo o psicóloga, que te guíe con ello.
Y, por supuesto, es muy recomendable que cualquier persona con baja IE realice terapia psicológica para elevarla, y para vivir una vida de éxito, feliz y en calma.
No obstante, cualquier persona puede ser emocionalmente inteligente, ya que la inteligencia emocional es una habilidad cognitiva que puede desarrollarse a cualquier edad. Solo hay que tener disposición para ello.
¡Sigue leyendo para no perderte las cualidades que tienen en común las personas con alta inteligencia emocional! Además, veremos qué tipo de hábitos pueden practicarse para alcanzar el estado de madurez emocional.
Índice
- 4 señales de que eres una persona con alta inteligencia emocional
- 1. Manera de reaccionar ante determinadas situaciones, especialmente las delicadas
- 2. Entienden los problemas como retos a resolver
- 3. Control de las emociones (no es reprimir)
- 4. Capacidad de empatía
- Hábitos para conseguir la madurez emocional
4 señales de que eres una persona con alta inteligencia emocional
Como hemos avanzado al inicio de este artículo, cualquier persona puede ser emocionalmente inteligente (incluso la inteligencia emocional se puede desarrollar desde niños). Tan solo ha de ser consciente de los aspectos que ha de trabajar para desarrollarla y ponerlos en práctica día a día. Tener IE supone una gran ventaja en todos los ámbitos de nuestra vida y, sobre todo, nos hace ser mucho más felices y vivir en paz y tranquilidad. A continuación, detallamos los aspectos en común de las personas inteligentemente emocionales.
1. Manera de reaccionar ante determinadas situaciones, especialmente las delicadas
En situaciones difíciles, una persona con alta IE no reacciona de manera impulsiva ni agresiva, más bien se para a analizar y reflexionar qué emociones son las que está sintiendo ante determinada circunstancia, las acepta, las gestiona, y actúa en consecuencia.
Las personas que no tienen desarrollada esta inteligencia se abruman con mucha facilidad, cualquier situación les produce demasiada ansiedad y piensan de manera negativa porque no se paran a analizar sus propias emociones ni las de los demás y, por lo general, actúan con demasiada impulsividad.
Es totalmente comprensible que ante determinadas situaciones nuestras emociones fluyan, pero no entenderlas ni saber cómo gestionarlas nos puede perjudicar tanto a nosotros mismos como a nuestra relación con los demás.
2. Entienden los problemas como retos a resolver
Las personas con inteligencia emocional elevada visualizan los problemas como retos que han de resolver. No dramatizan y buscan maneras que no les generen ansiedad o angustia a la hora de lidiar con sentimientos negativos.
3. Control de las emociones (no es reprimir)
Reprimir las emociones no significa ser una persona con inteligencia emocional. Las emociones siempre han de fluir. Cuando estamos tristes y cuando estamos alegres. Si no encontramos el equilibrio y anulamos las emociones, esto luego es mucho más contraproducente porque terminan por salir (y en la gran mayoría de ocasiones lo hacen de manera desbordada).
Sabiendo nuestros límites y fortalezas y, en general, tener un autoconocimiento, hace que exista un diálogo interior que nos permita llegar a un control emocional con mayor facilidad.
4. Capacidad de empatía
Por último, ser empáticos. La empatía es una de las capacidades de las personas emocionalmente inteligentes. No solo mantienen una relación saludable consigo mismos, sino que también la tienen con los demás, porque son capaces de entender las emociones ajenas y actuar en consecuencia.
En definitiva, un conocimiento propio de las emociones, así como de las ajenas, y un buen control y manejo de estas, son los aspectos claves de la inteligencia emocional.
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Hábitos para conseguir la madurez emocional
Cuando hablamos de madurez emocional, nos referimos al estado emocional de estar en paz o en calma que tiene una persona consigo misma. Es decir, una persona emocionalmente madura no se deja llevar por sus emociones, las sabe gestionar de manera saludable, y esto hace que pueda tener una mejor relación consigo misma y con los demás, porque además también entiende y acepta las emociones ajenas (empatía).
Las personas con madurez emocional tienen una comunicación asertiva.
La buena noticia es que prácticamente cualquier persona podría alcanzar la madurez emocional al introducir una serie de hábitos, pero, por supuesto, trabajando por desarrollar su inteligencia emocional.
Gracias a una madurez emocional los conflictos pueden gestionarse, las relaciones son mucho más saludables y la vida se vive de manera más agradable y plena.
1. Diario de emociones
Los psicólogos recomiendan escribir sobre nuestros pensamientos y sentimientos. Además de ser algo muy terapéutico, al poner por escrito nuestras emociones, esto nos ayuda a ser conscientes de ellas. El primer paso de la inteligencia emocional es el autoconocimiento.
2. Control emocional
Es posible gestionar o regular nuestras emociones. Sabemos que no es sencillo, y que puede haber ocasiones en las que nos desborden, pero con la puesta en práctica de la gestión emocional, seremos capaces de reflexionar y de tomar buenas decisiones en lugar de dejar rienda suelta a nuestra impulsividad.
3. Los errores son un método de aprendizaje
La perfección no existe por mucho que haya personas que intenten alcanzarla. Si dejamos de ser tan duros con nosotros mismos y aprendemos que no siempre va a salir todo como habíamos planeado y, sobre todo, aceptamos los errores como método de aprendizaje en lugar de fracaso, estaremos más cerca de la aceptación; uno de los factores importantes del bienestar emocional. De hecho, los fracasos se pueden ver como oportunidades para mejorar.
4. Mindfulness
El mindfulness es una práctica que cada vez gana más adeptos, pero "el aquí y ahora" es budista y tiene su origen hace 2500 años.
Hoy en día activar "el piloto automático" se ha normalizado, pero esto hace que cada momento o instante de la vida no se viva de manera plena; se pierde al no ser conscientes de ello, al no estar nuestra mente y cuerpo en el presente.
Practicar la atención plena desarrolla la inteligencia emocional, porque nos hace conscientes de nuestras emociones y pensamientos, así como nos ayuda a la hora de prestar atención a todo lo que nos rodea para comprender y adaptarnos mejor al entorno.
En relación con el punto anterior, las personas que practica mindfulness se tratan con compasión y sin juicios de valor, por lo que aceptan los fracasos como parte de la vida.
5. Asertividad
Ser asertivos es expresar de manera correcta las propias emociones sin entrar en conflicto con los demás. Además, el hecho de ser asertivos nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos por ser capaces de expresar nuestras emociones sin dañar a los demás, por lo que influye de manera positiva en la autoestima.
Es totalmente natural que haya diversidad de opiniones, y que no siempre estemos de acuerdo con las de los demás, pero siempre se pueden aceptar y darles el mismo valor que las nuestras, decir lo que pensamos sin faltar el respeto y buscar el equilibrio en las necesidades de todas las partes para que todos salgan ganando en un diálogo o conflicto.
6. Escucha activa
Además de saber expresar bien nuestras emociones, es muy importante escuchar para poder llegar a tener un diálogo enriquecedor. En la escucha activa es cuando más se practica la atención plena.
7. Desapego emocional
El apego, hasta cierto punto, es comprensible, no obstante, cuando el apego es hacia los recuerdos o determinados pensamientos negativos, o cualquier aspecto que produzca malestar, puede llegar a no ser beneficioso.
No podemos eliminar nuestro pasado y podemos aprender mucho de él, pero, como su nombre bien indica, pasado es. No va a volver. A pesar de esto, hay personas que se aferran tanto a ciertos momentos que ocurrieron en el pasado, que llegan a sufrir.
Lo mejor es aprender a desapegarse para evitar el sufrimiento emocional.
La atención psicológica trabaja mucho el desapego emocional, por ejemplo.
8. Las emociones propias y las de los demás son igualmente válidas
De una misma situación, es posible que surjan distintos puntos de vista o realidades, es decir, maneras de vivir esa misma situación. Y de ahí, es posible que cada uno de nosotros experimente y externalice las mismas emociones o emociones distintas.
¿Conoces el término validación emocional? Pues hace referencia a la aceptación de la experiencia emocional del otro. Lo que ocurre en muchos casos es que se produce la invalidación emocional que es lo contrario; el rechazo, ignorancia o juicio de la experiencia emocional de la otra persona, cuando debería ser igualmente válida.
Validar las emociones ajenas es empatía, y la empatía tiene que ver con la inteligencia emocional, con la aceptación y entendimiento de las emociones de los demás. Aunque la valía hace saber la aceptación de las emociones ajenas, no solo se trata de aceptarlas.
9. La queja no lleva a ninguna parte
Se pierde mucho tiempo y energía quejándose. Criticarse a uno mismo o a los demás es ser inmaduro emocional. Como decíamos un poco más arriba, los errores forman parte de la vida, y nadie está exento de cometerlos.
Por eso, de nada sirve quejarse. Lo ideal sería tratar de buscar la mejor solución al problema, pero que este problema sea visto como un desafío, no como una amenaza para evitar la ansiedad.
Para muchas personas quejarse es lo más cómodo en lugar de hacer algo al respecto.
Hemos comentado en otras ocasiones que desarrollar la inteligencia emocional es cuestión de ser perseverantes y comprometidos con ello.
¿Te sientes identificado o identificada con lo que hemos visto? Pues tal vez sea porque tienes este tipo de inteligencia muy desarrollada. Si te gustaría potenciar tu inteligencia emocional, siempre puedes contar con la ayuda profesional de un psicólogo o psicóloga, que te guíe con ello.
Y, por supuesto, es muy recomendable que cualquier persona con baja IE realice terapia psicológica para elevarla, y para vivir una vida de éxito, feliz y en calma.
Tal vez te interese saber acerca del liderazgo emocional, y por qué es tan necesario.
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Este artículo ha sido escrito y revisado por:
Leticia Vallarelli
Leticia forma parte del departamento de marketing de Cronoshare y está especializada en sectores como belleza, bienestar, eventos y espectáculos, deporte y servicios freelance. Le apasiona la escritura creativa, viajar, la botánica, la gastronomía y practicar snorkel. Se licenció en Publicidad, Relaciones Públicas y Marketing por la escuela de negocios Esic Valencia y también realizó un Programa Superior en Marketing Digital (PSMD) en esa misma escuela. Ver perfil.¿Necesitas presupuestos para Psicólogos?
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